En un mundo donde mil millones de personas luchan con algún grado de deterioro visual que podría haberse evitado, México no es la excepción. Sin embargo, aquí, entre obstáculos y carencias, surge TOCO, un topógrafo corneal portátil que promete cambiar la historia. No es un aparato cualquiera; es la mirada que llega a quienes antes parecían invisibles para la tecnología tradicional, un puente entre la precisión científica y la humanidad del cuidado.
Este dispositivo, creado por Bleps Vision —un proyecto incubado en InnovaUNAM— es como un bisturí digital que disecciona la superficie anterior de la córnea, detectando deformaciones y problemas refractivos con una precisión que deja atrás los métodos convencionales. Mientras otros equipos son tan voluminosos como una vieja enciclopedia, TOCO se despliega en un maletín portátil, llevando la ciencia a la palma de la mano, a la clínica y hasta a las zonas rurales más inaccesibles.
La tecnología que emplea TOCO supera al tradicional disco de plácido, cuya técnica está aquejada por errores de medición que pueden confundirse como espejismos ópticos. En contraste, TOCO utiliza una pantalla que identifica puntos individuales y mide superficies con un radio similar al de la córnea humana, brindando un análisis tan minucioso y detallado como un mapa topográfico, donde cada color y forma cuenta una historia diferente.
No es casualidad que este proyecto busque esa misma dualidad: tecnología de punta y accesibilidad social, una visión doble que refleja la complejidad del cuidado ocular en nuestro tiempo.
Además de su valor para los optometristas, TOCO es una herramienta indispensable para la adaptación de lentes de contacto, asegurando un ajuste perfecto y mayor confort para el paciente. El software diseñado especialmente permite visualizar en 3D las deformaciones corneales, facilitando la interpretación y la toma de decisiones clínicas inmediatas.