Tesla da el primer paso hacia el taxi del futuro, pero solo unos pocos pueden abordarlo

El futuro ya está rodando por las calles de Austin. Tesla, la marca que ha revolucionado la movilidad eléctrica, acaba de lanzar su primer servicio de taxis sin conductor. No es un prototipo ni una promesa a futuro: ya hay autos circulando con pasajeros a bordo y sin nadie al volante. Pero si bien el avance tecnológico es notable, también deja una señal inequívoca: este futuro, por ahora, es para unos cuantos.

El debut ocurrió en una zona delimitada de la ciudad texana y con una flota aún pequeña. Los afortunados que pudieron probar el sistema no compraron un boleto ni se registraron en una app pública. Recibieron invitaciones personalizadas por parte de Tesla, lo que revela que esta primera fase está más cerca de ser una demostración controlada que un servicio abierto al público general.

Los taxis, que en este piloto son Model Y equipados con el software de conducción autónoma total (FSD, por sus siglas en inglés), llevan a bordo un “copiloto” humano que funge como supervisor, sin intervenir directamente en la conducción. Aunque estos viajes se ven fluidos en los videos compartidos, el detalle de tener a una persona lista para actuar revela que la tecnología, por muy avanzada que sea, todavía está en etapa de validación.

Tesla ya anticipó que el verdadero protagonista de esta revolución será el Cybercab, un vehículo sin volante ni pedales, cuya producción se espera para 2026. El modelo fue presentado en octubre pasado y representa el punto culminante de la visión de Elon Musk: autos que se manejan solos, sin intervención humana y sin posibilidad de hacerlo manualmente. La apuesta es ambiciosa, disruptiva y, por el momento, exclusiva.

La llegada de estos vehículos marca un antes y un después. Pero también abre debates inevitables: ¿qué tan listos estamos —como sociedad, como legislación, como cultura vial— para convivir con autos que piensan por sí mismos? Tesla ya está haciendo pruebas en el campo de juego. Lo que queda por ver es cómo responderá el mundo cuando ese futuro, inevitablemente, toque nuestras puertas.

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