Spotify confirmó un aumento en sus tarifas para México que entrará en vigor en el ciclo de facturación de septiembre, en un movimiento que se enmarca en una ola de ajustes similares que la plataforma ha hecho en varias regiones del mundo. La empresa argumenta que el incremento responde a la necesidad de mantener y expandir una experiencia “personalizada y de primer nivel”, impulsando innovación y nuevas funciones para sus usuarios.
El costo de la cuenta individual se eleva de 129 a 139 pesos mensuales, mientras que el plan para estudiantes sube de 69 a 74 pesos. El plan Duo, que ofrece dos cuentas, aumentará de 169 a 189 pesos, y el familiar —que incluye acceso a contenido infantil— pasará de 199 a 239 pesos. Algunos de los planes conservan períodos de prueba gratuita para nuevos usuarios; otros, como el Duo, ya no lo ofrecen, lo que añade una capa extra de decisión para quienes evalúan continuar o no en el servicio.
Este ajuste no es unilateral ni exclusivo de México: Spotify anunció incrementos similares en países de América Latina como Argentina y Colombia, así como en regiones tan diversas como el sur de Asia, Medio Oriente, África, Europa y el área Asia-Pacífico. La estrategia apunta a un reequilibrio de ingresos frente a costos crecientes y a una competencia que ha erosionado márgenes en la industria del streaming musical.
La empresa ha comenzado a notificar a sus suscriptores de manera individual, especificando el nuevo costo según el plan que tengan contratado, y recomienda revisar la suscripción actual. Quienes no estén de acuerdo con el nuevo esquema tienen la opción de cancelar antes de que arranque el siguiente periodo de facturación, lo que coloca en la mesa una decisión cada vez más frecuente entre usuarios: seguir pagando por servicios que se acumulan o recortar para optimizar el presupuesto.
El aumento llega en un momento en que muchos consumidores experimentan fatiga por suscripciones, con varias plataformas compitiendo por atención y gasto discrecional. La música en streaming, que alguna vez fue sinónimo de acceso ilimitado a cambio de una tarifa moderada, ahora se revisa bajo una nueva lógica donde la percepción de valor se pone a prueba frente a cada ajuste de precio.
Más allá del impacto inmediato en el bolsillo, esta subida obliga a reflexionar sobre cómo se construyen las economías de la experiencia digital. Cuando las plataformas elevan sus precios bajo la promesa de mejor servicio, el verdadero reto es para el usuario: discernir qué permanece indispensable y qué puede pausar, en una era donde el consumo cultural está fragmentado entre múltiples pantallas y cuentas.









