Reino Unido estrena el primer ataúd viviente hecho de hongos

En el sureste de Londres se ha abierto un capítulo inesperado en la historia de los funerales: el primer “ataúd viviente” del mundo, compuesto de hongos y plantas de cáñamo, biodegradable en apenas 45 días. Esta innovadora propuesta, desarrollada por la empresa holandesa Loop Biotech, permite que la descomposición humana se integre de manera natural al suelo, devolviendo nutrientes y mejorando su calidad mientras se completa el ciclo de la vida.

El ataúd, conocido como “Living Cocoon”, no contiene madera ni materiales convencionales. Su estructura combina fibras de cáñamo recicladas con micelio, la raíz de los hongos, que actúa como un catalizador natural en la descomposición. Fabricado en solo una semana, el ataúd ofrece una alternativa ecológica que reduce la huella de carbono de los entierros tradicionales y promueve la fertilidad del terreno donde se entierra.

Desde un enfoque antropológico, la iniciativa refleja cómo la sociedad contemporánea busca reconciliar la muerte con la sostenibilidad y la conexión con la naturaleza. La elección de estos ataúdes por parte de familias británicas demuestra un cambio cultural: no solo se trata de despedir a un ser querido, sino de honrar la interdependencia entre vida y ecosistemas. Max Leighton, el primer británico en ser enterrado en un ataúd de este tipo, y su familia, ejemplifican esta filosofía, vinculando la ceremonia con la “Wood Wide Web”, la red subterránea de hongos que conecta los bosques.

Un detalle curioso: los ataúdes vivientes se pueden adornar con musgo y tienen un costo aproximado de 1.433 euros. Loop Biotech también ofrece urnas con forma de hongo para cenizas, y muchas familias optan por plantar un árbol conmemorativo en lugar de una lápida convencional. Estas prácticas subrayan cómo el duelo y la memoria pueden integrarse de manera simbólica con la regeneración del planeta.

El auge de los ataúdes vivientes revela un interés creciente por funerales sostenibles y biodegradables que enriquezcan la naturaleza. Empresas como GreenAcres ya incorporan estos productos en distintos condados del Reino Unido, marcando un giro hacia ceremonias más ecológicas y conscientes, donde la muerte se transforma en un acto de retorno a la vida.

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