En un gesto de solidaridad que trasciende fronteras, México se prepara para recibir a niños palestinos víctimas del conflicto en la Franja de Gaza. La embajadora de Palestina en México, Nadya Rasheed, confirmó que su representación diplomática trabaja junto al gobierno federal y legisladores —entre ellos el senador Gerardo Fernández Noroña— en la creación de un programa de asilo humanitario enfocado en brindar atención médica y refugio a menores afectados por la guerra.
Rasheed expresó su gratitud hacia la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha manifestado su respaldo a la iniciativa, así como a los hospitales nacionales que ofrecieron atención gratuita para los infantes. “México siempre ha sido un país solidario, y hoy vuelve a demostrar su compromiso con la humanidad”, declaró la diplomática, subrayando que la embajada coordina esfuerzos para garantizar que los niños sean recibidos con protección, dignidad y acompañamiento.
El senador Fernández Noroña presentó formalmente la propuesta legislativa que permitiría establecer un marco legal para este programa, el cual cuenta ya con el respaldo de la mandataria federal. Desde agosto, Sheinbaum había adelantado su disposición a recibir a menores palestinos huérfanos, destacando que la política exterior mexicana debe sostenerse en valores de empatía y cooperación internacional.
Durante su intervención, Rasheed también condenó la reciente intercepción de la Flotilla Global Sumud por parte de Israel, la cual transportaba ayuda humanitaria hacia Gaza y contaba con seis ciudadanos mexicanos entre su tripulación. Calificó el hecho como un “grave obstáculo al auxilio internacional” y reiteró el compromiso de su embajada con la defensa de los derechos de la población palestina y con la visibilización de la crisis humanitaria que atraviesa la región.
La propuesta mexicana no se limita a la asistencia médica: pretende crear una red de apoyo integral, con la participación del Congreso, organizaciones civiles y la sociedad. Se prevé que el programa facilite la llegada, atención y eventual reintegración de los menores, ofreciendo un entorno seguro y afectuoso en territorio nacional.
Con esta iniciativa, México recupera una de sus tradiciones más nobles: la del asilo como expresión de humanidad. En medio de un escenario mundial marcado por la violencia y el desplazamiento, el país se posiciona nuevamente como refugio moral y solidario, reafirmando su vocación histórica de abrir las puertas a quienes buscan, más que un destino, una esperanza.









