Moscas estériles que salvan: la estrategia mexicana contra un viejo enemigo del ganado

En un giro que parece sacado de una fábula científica, México ha desatado sobre su territorio una nube de moscas… para salvar al ganado. No, no es una plaga bíblica ni una metáfora desesperada. Son moscas estériles, criadas en masa y liberadas a propósito para frustrar la reproducción del gusano barrenador, una larva voraz que devora tejido vivo y que, tras décadas de control, ha reaparecido con alarmante tenacidad. Así, en lugar de pesticidas o medidas drásticas, el país apuesta por un método casi poético: combatir la vida con vida que no puede engendrar más vida.

Este no es un enemigo nuevo. El gusano barrenador ya había sido erradicado del continente norteamericano hace años, pero como las viejas leyendas rurales, volvió cuando menos se le esperaba: desde Panamá, cruzando Centroamérica, hasta llegar a las puertas de México. En 2023 reapareció, y para julio de ese año se detectaron brotes en la frontera sur. Lo irónico es que, en tiempos de biotecnología y satélites, la defensa más efectiva sigue siendo una legión de insectos incapaces de reproducirse. Las moscas macho, al no dejar descendencia, interrumpen el ciclo vital de la plaga y, con ello, su capacidad destructiva.

El plan suena tan simple como sofisticado. Pero hay un nudo en esta estrategia: la única planta productora de estas moscas estériles está en Estados Unidos. Y aunque México ha cumplido su parte del trato y ha solicitado construir una planta propia en Chiapas, el silencio del norte ha sido estruendoso. Mientras tanto, el gobierno mexicano ya ha liberado más de mil millones de estos discretos guerreros alados. Sin embargo, la diplomacia zoosanitaria tambalea: Washington ha pausado las importaciones de ganado mexicano durante quince días, argumentando riesgos sanitarios, mientras México insiste en que la cooperación, no la sanción, es el camino.

Datos curiosos:

Aunque parezca salido de una novela de ciencia ficción, el uso de moscas estériles no es una novedad. Esta técnica se perfeccionó en los años 50 y se ha usado desde entonces para controlar plagas sin recurrir a pesticidas. Lo sorprendente es que el gusano barrenador es una de las pocas larvas en el mundo que se alimentan de tejido vivo en lugar de materia en descomposición. En su forma adulta, la mosca parece inofensiva, pero su descendencia puede convertir una herida menor en una amenaza letal para cualquier animal de sangre caliente.

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