Monterrey toca el cielo: la Torre Rise marcará un nuevo horizonte en América Latina

En Monterrey, ciudad que alguna vez se forjó entre montañas de acero y humo industrial, hoy se dibuja un futuro distinto: uno que apunta hacia las nubes. El gobernador de Nuevo León, Samuel García, anunció la construcción de la Torre Rise, un coloso de cristal y concreto que, con 475 metros de altura, promete convertirse en el rascacielos más alto de toda América Latina. La capital regia, acostumbrada a crecer hacia los lados, ahora decide desafiar al cielo.

El proyecto supera a la ya emblemática Torre Obispado, que durante años fue el orgullo arquitectónico de la región. Con 99 niveles —94 de ellos visibles y cinco en sótano—, la Torre Rise no será un edificio más en el paisaje urbano, sino un verdadero manifiesto de modernidad. Su propósito va más allá de alojar oficinas: se trata de un complejo de usos mixtos que incluirá departamentos residenciales, un hotel, espacios comerciales y áreas destinadas al trabajo colaborativo.

En lo alto de su diseño se reserva un mirador para quienes deseen ver la ciudad como nunca antes, un balcón en las nubes que dará cuenta de la magnitud de Monterrey y de la Sierra Madre que la custodia. La vida dentro del rascacielos promete ser también un microcosmos de comodidades: alberca techada, jacuzzi, parque elevado, patios de juegos y hasta un espacio dedicado a los perros, recordándonos que incluso en las ciudades verticales los vínculos cotidianos no desaparecen.

La Torre Rise se prevé terminada en 2026, año en que Monterrey será anfitrión de eventos internacionales como el Mundial de Fútbol. No es casualidad: su silueta podría convertirse en el ícono de bienvenida a miles de visitantes, un punto de referencia que hable tanto del presente pujante como de la ambición histórica de esta tierra de empresarios y soñadores.

Un detalle curioso es que, con sus 475 metros, la Torre Rise será más alta que la Torre Costanera de Santiago de Chile (300 metros) y que el propio Empire State Building de Nueva York (381 metros, sin antena). Monterrey, que alguna vez fue llamada la “Sultana del Norte” por su riqueza industrial, podría ser vista ahora como la capital latinoamericana que rompió el límite de los cielos.

Este edificio no es únicamente una proeza de ingeniería, sino también un relato de identidad. Monterrey se ha reinventado muchas veces: de pueblo acerero a cuna del rock en español, de enclave industrial a metrópoli cultural y gastronómica. La Torre Rise será el nuevo capítulo de esa narrativa, un monumento a la resiliencia regia y al deseo de no quedarse atrás en la competencia global de ciudades que se alzan como símbolos de poder y modernidad.

Así, el horizonte de la ciudad cambiará para siempre. La torre no será solo un punto de referencia en el mapa, sino una metáfora de un Monterrey que aprendió a mirar más allá de sus límites y a dejar que la historia se escriba en vertical.

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