Con la brisa del Pacífico como testigo y una bahía que se resiste al olvido, la presidenta Claudia Sheinbaum inauguró el Marinabús Acapulco I, una nueva alternativa de transporte marítimo que promete cambiar la forma de moverse —y soñar— en este emblemático puerto. Operado por la Secretaría de Marina, el Marinabús es más que una embarcación: es símbolo de resiliencia, apuesta turística y una pieza clave en la reconstrucción de Acapulco tras el devastador paso del huracán Otis.
Con 25 metros de eslora, capacidad para 80 pasajeros y una velocidad que permite navegar con calma pero sin pausa, este catamarán conecta Puerto Marqués con el Zócalo de Acapulco, abriendo una ruta que llevaba 14 años sin operar. Para muchos locales, es un regreso largamente esperado; para los visitantes, una nueva forma de conocer la bahía más famosa del país, desde otra perspectiva: la del mar. La presidenta subió a bordo en su primer recorrido, boleto 001 en mano, marcando el inicio de una etapa que conjuga movilidad, turismo y sustentabilidad.
Durante el evento, Sheinbaum fue enfática: “Acapulco está de pie”, dijo. Y con razón. La ciudad no solo resiste, sino que se transforma desde sus cimientos. El Marinabús es parte del programa «Acapulco se Transforma Contigo», que incluye desde la reconstrucción de más de 250 mil viviendas hasta la reparación de escuelas, hospitales, puentes, carreteras y el acueducto Papagayo II. Pero también hay promoción turística y estrategias de seguridad para garantizar que Acapulco vuelva a ser sinónimo de alegría, no de tragedia.
Un dato curioso que flota sobre el Marinabús: su trayecto reactiva una vía marítima usada a mediados del siglo XX, cuando recorrer la bahía era parte del glamour acapulqueño. Hoy, esa nostalgia se reinterpreta con conciencia ambiental y visión de futuro. Además, el buque —con una tripulación de 11 personas— está diseñado con criterios de eficiencia energética, apuntando a un turismo más amable con el entorno.









