Antes de que los majestuosos anillos del planeta con anillos más famoso existieran, en los mares ya nadaban tiburones. Esta impactante comparación revela no solo su antigüedad, sino su capacidad de sobrevivir a cambios que extinguieron a incontables especies.
El tiburón más longevo conocido es el del Groenlandia (Somniosus microcephalus), una especie capaz de vivir entre 272 y 392 años, con estimaciones que alcanzan hasta los 500 años. Aunque estas cifras asombran por sí solas, lo verdaderamente sorprendente es que como grupo biológico, los tiburones han existido durante unos 450 millones de años, mucho antes de que aparecieran los árboles, los dinosaurios… e incluso antes de que se formaran los anillos de Saturno, que probablemente tienen entre 100 y 400 millones de años.
La mayoría de las especies de tiburones viven entre 20 y 40 años, aunque algunas como el tiburón tigre o el tiburón dormilón ya superan un siglo de vida. Sin embargo, el tiburón de Groenlandia es el verdadero récord viviente entre los vertebrados. Y más aún: mientras los humanos apenas comenzamos a entender la historia geológica del planeta, ellos han sido una presencia constante durante casi la mitad de ese viaje evolutivo.
Este contraste entre tiempos cósmicos y destinos marinos nos invita a reflexionar. Un tiburón de Groenlandia podría haber nacido cuando las primeras aves apenas extendían sus alas sobre el mundo, mientras que los anillos de Saturno solo surgieron como una última nota en una sinfonía que comenzó hace eones. Su longevidad no solo es un acto biológico impresionante, sino una llamada urgente a conservar a estas especies únicas, que encierran secretos capaces de ampliar nuestra noción del tiempo.









