Leónidas 2025: la lluvia de meteoros que iluminará noviembre

El firmamento se prepara para uno de sus espectáculos más espectaculares: la lluvia de meteoros Leónidas, un fenómeno que cada noviembre dibuja fugaces trazos de luz sobre la bóveda celeste. Los observadores del cielo podrán deleitarse con la rapidez y la intensidad de estos meteoros, cuyo paso alcanza aproximadamente 71 kilómetros por segundo, dejando estelas efímeras que capturan la imaginación de quien las contempla.

Aunque la actividad promedio se sitúa entre 10 y 15 meteoros por hora, la expectativa crece hacia la madrugada del 17 de noviembre, momento en que el cielo alcanzará su máximo esplendor. No obstante, las noches del 16 y 18 de noviembre también ofrecen oportunidades para apreciar la lluvia de estrellas, siempre y cuando las condiciones meteorológicas acompañen y la nubosidad no opaque el espectáculo.

Los expertos recomiendan alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades y buscar espacios abiertos, rurales o elevados, donde la vista del cenit —la parte más alta del cielo— sea clara y amplia. La paciencia es parte del ritual: permitir que los ojos se adapten a la oscuridad durante varios minutos intensifica la experiencia y multiplica la cantidad de destellos percibidos.

Para quienes planean disfrutar del fenómeno, vestir ropa abrigada es esencial, pues las noches de noviembre suelen ser frías. Chamarras, bufandas, gorros y guantes son aliados indispensables, y un termo con bebida caliente ayuda a mantener la temperatura corporal. Una silla reclinable puede hacer más cómodo el espectáculo, permitiendo contemplar el cielo con la tranquilidad de quien sabe que cada instante es único.

Además, los astrónomos aconsejan el uso de linternas con luz roja, que permite moverse sin alterar la adaptación nocturna de la vista. La observación de las Leónidas no solo es un ejercicio de paciencia y planificación, sino también un encuentro íntimo con la vastedad del cosmos, una oportunidad para conectar con la naturaleza y la memoria de estrellas que viajan desde hace siglos.

Cada meteoro que cruza la noche nos recuerda la magnitud del universo y nuestra condición efímera frente a él. Las Leónidas, con su rapidez y brillo fugaz, son un recordatorio de que incluso lo breve puede ser grandioso, y que contemplar el cielo es siempre una invitación a soñar.

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