León XIV abre las puertas del Vaticano a la prensa en un gesto inédito

En un gesto que marca una ruptura con el hermetismo tradicional del Vaticano, el papa León XIV concedió este lunes su primera audiencia oficial a periodistas en el aula Pablo VI, apenas semanas después de ser elegido sucesor de Pedro. El encuentro, al que asistieron comunicadores de más de 40 países, fue definido como una “muestra de apertura y voluntad de diálogo” por voceros de la Santa Sede.

Durante la reunión, el pontífice expresó su gratitud por el papel de los medios de comunicación en “llevar la verdad más allá de los muros” y animó a los periodistas a ejercer su labor con ética y sensibilidad. “En tiempos de confusión, el periodismo honesto es más necesario que nunca”, afirmó León XIV, quien pronunció su discurso de pie, sin leer, y con un tono cercano que sorprendió a más de uno.

La audiencia tuvo lugar en el aula Pablo VI, una sala modernista dentro del Vaticano inaugurada en 1971, famosa por su cúpula ondulada y sus eventos de gran magnitud. Según algunos asistentes, no se realizaba una audiencia de este tipo desde el papado de Juan Pablo II, lo que convierte el acto en un suceso extraordinario dentro de la diplomacia vaticana.

Uno de los momentos más comentados ocurrió cuando el Papa interrumpió su discurso para bromear sobre la dificultad de mantener el hábito blanco impecable con tantos fotógrafos presentes. La risa fue generalizada, un reflejo del carisma que ya ha empezado a caracterizar su pontificado. Algunos analistas vaticanistas han comenzado a comparar su estilo comunicativo con el de Francisco, aunque con un toque aún más directo.

León XIV, cuyo nombre real es Giacomo Bellini, fue elegido pontífice tras la sorpresiva renuncia de su predecesor. Su perfil destaca por una sólida formación filosófica y un pasado como obispo en zonas rurales de Italia, lo que ha influido en su enfoque pastoral sencillo y dialogante. Desde su elección, ha insistido en la importancia de “escuchar antes de hablar” y de “no temer al mundo exterior”.

Esta audiencia con la prensa podría marcar el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y los medios, caracterizada por la transparencia y la comunicación directa. El Vaticano, tradicionalmente reservado, parece dispuesto a reinventarse en un siglo donde la narrativa pública lo es todo.

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