Coyoacán, tierra de memorias y silencios pintados, abrió un nuevo umbral para acercarse a Frida Kahlo. El Museo Casa Kahlo, conocido ya como la Casa Roja, recibió a sus primeros visitantes en Aguayo 54, en el corazón de la colonia Del Carmen. A diferencia de la célebre Casa Azul, este recinto ofrece una mirada más íntima, casi doméstica, de la pintora mexicana: la Frida hija, hermana, maestra y confidente, antes que la leyenda revolucionaria y universal.
Durante el recorrido inaugural, Mara Romeo Kahlo, sobrina nieta de la artista, reveló el espíritu del espacio al describirlo como “el corazón de la familia Kahlo”. Allí se conserva no solo un acervo artístico, sino la huella viva de la cotidianidad: objetos familiares, negativos fotográficos, correspondencia y recuerdos que devuelven a Frida a su núcleo más cercano. El visitante puede caminar por los mismos pasillos donde habitaron Guillermo Kahlo y Matilde Calderón, padres de la pintora, y asomarse al universo que la formó.
Entre los tesoros de la Casa Roja se encuentran espacios cargados de relatos: el sótano donde Frida se refugiaba tras discusiones con Diego Rivera, el microscopio familiar, exvotos pintados por la propia artista y muñecas traídas de San Francisco. En la cocina, un fresco con la inscripción “el mesón de los gorriones” resuena como un guiño a la ternura escondida en medio de la tormenta de su vida.
El museo también dedica salas a la faceta académica de Kahlo, recordando su papel como profesora en La Esmeralda y la huella de sus discípulos, conocidos como Los Fridos. Una sala especial honra a Cristina Kahlo, hermana de la pintora, quien impulsó una organización de apoyo a mujeres solteras, demostrando que la historia familiar también está marcada por actos de resistencia y cuidado.
El acervo actual incluye nueve obras de Frida Kahlo, junto con joyería, fotografías y piezas del archivo Isolda P. Kahlo. La dirección, a cargo de Adán García Fajardo, espera recibir cerca de 500 visitantes diarios, con entradas accesibles tanto en taquilla como en línea. El museo cuenta además con el respaldo de la Fundación Kahlo, recientemente creada en Nueva York, que busca expandir la obra y legado de la artista a través de proyectos como el Premio Arte Kahlo para jóvenes creadores.
Abrir la Casa Roja es abrir también un nuevo capítulo en la relación de México con Frida Kahlo. No se trata solo de contemplar cuadros o reliquias, sino de recorrer las habitaciones donde latió una vida profundamente humana. En Coyoacán, el mito se humaniza y la artista se redescubre, como si entre sus paredes aún se escuchara la risa, el dolor y la intensidad de quien hizo de la pintura un espejo de su propia alma.









