Cada noviembre, el calendario internacional vuelve a recordarnos que las violencias contra las mujeres no son un tema aislado ni pasajero, sino una herida histórica que atraviesa generaciones. En San Luis Potosí, la Junta Estatal de Caminos ha decidido transformar ese recordatorio en una acción concreta, preparando una serie de actividades que buscan no sólo conmemorar, sino interpelar. Con apoyo de la Secretaría de Cultura y la Oficialía Mayor, la institución se suma al Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer desde un enfoque que combina conciencia, memoria y presencia pública.
El titular de la JEC, Francisco Reyes Novelo, subrayó que esta iniciativa no se limita a lo simbólico. Una de las piezas centrales será la conferencia 25N: tejiendo lazos para la erradicación de las violencias, programada para el 18 de noviembre. Su título, tan íntimo como combativo, evoca la idea de que las soluciones reales no nacen de un solo gesto, sino de un entramado colectivo donde instituciones y ciudadanía sostienen un mismo hilo de cambio.
La iluminación del edificio de la JEC en un tono distintivo funcionará como una declaración visible que recuerda, a quienes transitan por la ciudad, que la lucha contra la violencia de género debe estar tan presente como la luz misma. Más que un acto estético, es un mensaje silencioso pero firme, una manera de inscribir el compromiso institucional en el espacio público.
Para el 25 de noviembre se ha preparado un evento especial que reúne expresión artística y mirada crítica. Se presentará un performance musical pensado para reflexionar sobre las múltiples realidades de violencia que viven las mujeres en diversos entornos. El arte, como ocurre en los momentos más potentes de la historia humana, se convierte aquí en un medio para nombrar lo que a veces parece indecible.
Este conjunto de actividades traza una ruta que va de la palabra al símbolo, y del símbolo a la acción. En un tiempo en el que la memoria social suele diluirse con facilidad, la JEC apuesta por recordarnos que la erradicación de la violencia exige continuidad, escucha y valentía institucional. Son pasos que, aunque no resuelven por sí solos un problema profundo, contribuyen a sostener una conversación urgente y a construir un horizonte más digno para todas las mujeres.









