Honda y Astrobotic diseñan energía para la Luna

En la silenciosa superficie lunar, donde la oscuridad no dura horas sino casi medio mes terrestre, surge un desafío que la humanidad apenas comienza a resolver: cómo sostener la vida y la exploración sin la luz del sol. Honda y Astrobotic han anunciado un acuerdo que busca responder a esta pregunta con un sistema de energía capaz de resistir las prolongadas noches de la Luna, esas en las que los paneles solares tradicionales quedan inservibles.

El proyecto consiste en unir dos avances: las Celdas de Combustible Regenerativas de Honda y la infraestructura energética LunaGrid de Astrobotic. Las primeras funcionan como un ciclo cerrado que, a partir de agua y energía solar, produce oxígeno, hidrógeno y electricidad. Durante el “día lunar” acumulan energía en forma de hidrógeno, y en la noche, lo transforman de nuevo en electricidad, generando agua como subproducto que se recicla en un proceso de electrólisis. La segunda pieza, LunaGrid, propone un sistema de paneles solares verticales capaces de seguir al sol en los polos lunares, suministrando energía de manera constante a misiones y equipos.

Más allá de la ingeniería, lo que está en juego es la posibilidad de extender la presencia humana en la Luna sin depender del azar o del corto aliento de baterías convencionales. La colaboración permitirá evaluar la iluminación en el polo sur lunar, analizar la escalabilidad del sistema de Honda y definir la integración entre ambas tecnologías. De funcionar, no solo se encenderán luces en la noche lunar: se abriría la puerta a una economía energética que permita asentamientos sostenibles.

Un dato curioso: las noches lunares no solo duran catorce días terrestres, también son más frías que cualquier invierno conocido en la Tierra, alcanzando temperaturas que pueden descender a menos 170 grados centígrados. Resolver el suministro de energía en esas condiciones no es un mero capricho científico, sino un requisito para la supervivencia de cualquier misión prolongada. Lo notable es que, con estas tecnologías, la oscuridad dejaría de ser un obstáculo para convertirse en parte de un ciclo energético autosuficiente.

Este proyecto encarna un símbolo de nuestro tiempo: empresas nacidas para fabricar automóviles o lanzar sondas espaciales ahora convergen en un terreno común, el de imaginar cómo se sostendrá la vida humana fuera de nuestro planeta. Honda, desde la ingeniería terrestre, y Astrobotic, desde la exploración espacial, dibujan juntas un horizonte donde la Luna no será un destino pasajero, sino un laboratorio vivo de futuro.

Quizá dentro de algunas décadas, cuando la humanidad mire atrás, se recuerde este acuerdo como uno de esos gestos discretos que marcaron el inicio de una nueva era: la de transformar la noche perpetua de la Luna en un espacio iluminado por la creatividad y la obstinación humanas.

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