Ética y Civismo factores de justicia

En el ejercicio de la docencia, abordar el tema del sistema de justicia suele presentar diversas dificultades. Como profesores y abogados, no siempre resulta sencillo identificar con claridad los problemas más relevantes que afectan tanto a la procuración como a la impartición de justicia. Nuestra experiencia en el ámbito académico y en los tribunales nos permite percibir de primera mano estas deficiencias, que no solo impactan a los operadores jurídicos, sino también a la sociedad en general.
 
A continuación, expongo algunos de los problemas más recurrentes en el sistema de justicia:
 
  • Corrupción.
  • Impunidad.
  • Falta de capacitación y profesionalización de los abogados y demás actores jurídicos.
  • Exceso de carga administrativa y acumulación de casos sin resolver.
  • Barreras de acceso a la justicia derivadas de la falta de recursos, distancias geográficas y complejidad procesal.
  • Desconfianza en las instituciones y en las autoridades.
  • Uso deficiente de la tecnología en la gestión judicial.
  • Deficiencias en la investigación de delitos.
  • Débil cultura de respeto a la legalidad.
  • Deficiencia en la formación cívica y ética.
 
Entre estos puntos, me resulta particularmente preocupante la falta de educación cívica y ética, un aspecto que influye directamente en la convivencia social y en el fortalecimiento del Estado de derecho.
 
La educación cívica es un pilar fundamental en la formación de ciudadanos responsables y conscientes de sus derechos y deberes. Su enseñanza no solo permite comprender la importancia del cumplimiento de las normas y el funcionamiento de las instituciones, sino que también fomenta el respeto a la legalidad y el fortalecimiento del tejido social.
 
Asimismo, la ética es indispensable en cualquier sociedad que aspire a ser justa y equitativa. Valores como la honestidad, la empatía y la responsabilidad contribuyen a reducir problemas estructurales como la corrupción y el abuso de poder. Una formación ética sólida permite consolidar un sentido de justicia social, promoviendo la equidad y el respeto a los derechos fundamentales.
 
En definitiva, la educación cívica y la ética juegan un rol crucial en la consolidación de sociedades más justas y pacíficas. Fomentar la equidad, la justicia y la participación ciudadana fortalece los mecanismos de resolución de conflictos y evita recurrir a la confrontación o la violencia. Por ello, es imperativo reforzar la enseñanza de estos valores desde la infancia y a lo largo de la vida, no solo en las aulas, sino también en los hogares, que son la base de la formación humana. Solo así podremos aspirar a una sociedad más armónica y con instituciones sólidas.

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de © Dog News 2024

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