Durante décadas, el IMSS fue como ese tío formal que cerraba su consultorio los viernes con puntualidad británica y no volvía a asomarse sino hasta el lunes a primera hora. Pero los tiempos cambian —y la salud no entiende de calendarios—, así que el Instituto Mexicano del Seguro Social ha decidido extender su jornada al fin de semana. Sí, ahora hay consultas también sábados y domingos en muchas Unidades de Medicina Familiar, gracias a un programa que parece más una declaración de principios que una simple política pública: Unidades Médicas de Tiempo Completo.
No se trata de una idea improvisada ni de una maniobra electoral. El IMSS lleva años ensayando esta estrategia en hospitales de segundo nivel, y los resultados han sido tan contundentes como una receta bien surtida. Más de 400 clínicas en todo el país ofrecerán atención médica durante el fin de semana, en horarios que van desde las 7 de la mañana hasta las 10:30 de la noche. Consultas generales, servicio dental, vacunación, farmacia, nutrición: todo lo que antes debía esperar hasta el lunes, ahora puede atenderse entre desayuno y sobremesa del domingo.
La intención, por supuesto, no es sobrecargar al personal ni burocratizar aún más la salud pública, sino lo contrario: aliviar la presión del sistema, evitar que se difieran citas y brindar una atención más humana. Porque enfermarse tiene el pésimo gusto de ocurrir fuera de horario, y muchas familias no pueden faltar a su trabajo entre semana para llevar a un hijo al doctor. En este contexto, abrir las puertas del IMSS en sábado es un acto de empatía institucional, casi poético: como encender la luz de una consulta en medio del descanso general.
Datos curiosos:
El IMSS ha descubierto que trabajar en sábado no solo no mata, sino que incluso salva. En 2023 se otorgaron más de un millón de consultas durante el fin de semana, y para 2024 la cifra casi se triplicó. La razón es simple: cuando se abre el consultorio en el momento correcto, se evita que la enfermedad llegue a la sala de urgencias. Además, las unidades que se suman a este programa son, en su mayoría, las que tienen más de 2,400 derechohabientes: es decir, donde más falta hacía romper la dictadura del calendario.