Hay días en que la historia parece doblar la esquina y aparecer frente a nosotros con un gesto simple: abrir una llave y ver correr el agua. Así ocurrió el pasado 5 de diciembre, cuando en el campo experimental Rancho Las Delicias, perteneciente a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, se inauguró un nuevo pozo que promete transformar no solo el paisaje agrícola, sino la manera en que la institución enseña, cultiva y dialoga con la tierra. La ceremonia, encabezada por el rector Alejandro Javier Zermeño Guerra y acompañada por autoridades académicas, productores y trabajadores del campo, tuvo el aire solemne de esos actos que parecen menores, pero que anuncian un porvenir más fértil.
La perforación del pozo —autorizado para extraer hasta treinta litros por segundo— no es únicamente una obra técnica; es la fuente que permitirá regar cerca de treinta hectáreas donde crecerán hortalizas y forrajes destinados a sostener las unidades dedicadas al ganado caprino. En un territorio donde la agricultura depende más de la paciencia que de la prisa, contar con agua suficiente equivale a recuperar la posibilidad de planear el futuro sin el miedo ancestral a la sequía. Ese flujo constante será, para estudiantes y productores, una herramienta viva que enseña más que cualquier manual.
Lo que se inauguró en Las Delicias es también la reafirmación de una alianza: la que une a la universidad con los productores de la región. En este caso, el apoyo del señor Jorge Guerrero Montoya fue decisivo para que la obra avanzara con la fuerza y el ritmo necesarios. La colaboración entre manos académicas y manos campesinas vuelve a recordarnos que el conocimiento no nace aislado, y que el progreso agrícola —ese que se mide tanto en toneladas como en aprendizajes— requiere voces diversas que entienden la tierra desde ángulos complementarios.
Ubicado en Moctezuma, este rancho universitario es uno de los espacios más sólidos y orgullosos de la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Allí se cría ganado caprino de registro que ha brillado en la Fenapo y otras exposiciones ganaderas del país, con razas como boer, nubio y alpino, seleccionadas con una disciplina casi artesanal. Más allá de los premios, el rancho sirve como plataforma para quienes inician o fortalecen su propio camino productivo, ofreciendo sementales y hembras que representan años de selección y trabajo paciente.
A su vez, las áreas de producción de lácteos —especialmente el queso de cabra que se vende al público— y la Unidad de Cunicultura amplían el mapa de posibilidades formativas. Cada bloque del rancho funciona como un pequeño laboratorio donde el rigor técnico convive con la tradición rural. Así, con la llegada del nuevo pozo, Rancho Las Delicias afianza su papel como territorio estratégico para aprender haciendo, para vincular la ciencia con la vida diaria y para sostener el desarrollo agropecuario de la UASLP con raíces más hondas y un horizonte más abierto.








