En la Cámara de Diputados el diputado federal David Azuara Zúñiga puso sobre la mesa una iniciativa que mira hacia lo que casi nunca se ve: las tuberías que corren bajo las ciudades y sostienen la vida cotidiana. Su propuesta busca crear el Fondo de Aportaciones para el Desarrollo y Mantenimiento de Infraestructura Hidráulica, un mecanismo nacional pensado para garantizar recursos permanentes destinados a construir, ampliar, rehabilitar y modernizar los sistemas de agua potable en el país.
La iniciativa nace de una realidad difícil de ignorar. En numerosos municipios, las redes hidráulicas envejecieron sin relevo y hoy operan al límite, mientras el abasto se vuelve frágil y desigual. En zonas como la capital potosina, el problema se agrava por la sobreexplotación del acuífero y una infraestructura que en muchos tramos supera seis décadas de antigüedad, diseñada para una ciudad que ya no existe.
Azuara advirtió que la situación se volvió aún más crítica tras los recortes aplicados en 2025 a programas clave como PROAGUA y a la propia CONAGUA. Frente a ese escenario, la propuesta plantea reformar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria para destinar un porcentaje de los remanentes del Banco de México al nuevo Fondo, con la intención de blindarlo de vaivenes políticos y de decisiones presupuestales tomadas año con año.
El alcance del Fondo no se limita a la reparación urgente. Su diseño prioriza a zonas vulnerables y municipios con redes colapsadas, financiando desde líneas de conducción y plantas potabilizadoras hasta la renovación de tuberías, la digitalización de redes y sistemas de detección temprana de fugas. En San Luis Potosí, esto significaría fortalecer la capacidad de INTERAPAS, cuyos avances actuales en atención de fugas, modernización de pozos y rehabilitación de red reflejan una brecha profunda entre necesidades reales y recursos disponibles.
La propuesta establece además que el Presupuesto de Egresos de 2027 deberá garantizar recursos suficientes para la operación del Fondo, sin reducciones en términos reales. Para el legislador, se trata de un cambio estructural en la manera de invertir en agua potable: dejar atrás la lógica del parche y apostar por infraestructura que funcione. Porque, como subrayó, no se puede seguir prometiendo agua con redes que se desmoronan antes de llegar a las colonias.








