Imagina un aeropuerto tan vasto que podría albergar una ciudad entera dentro de sus límites. No es ciencia ficción ni una metáfora exagerada: se trata del Aeropuerto Internacional Rey Fahd, ubicado en Dammam, Arabia Saudita, considerado el aeropuerto más grande del mundo en superficie. Con una extensión aproximada de 780 kilómetros cuadrados, este gigante se alza imponente en medio del desierto árabe.
A diferencia de otros aeropuertos que se expanden en zonas urbanas, el Rey Fahd se despliega en una región desértica, permitiendo una amplitud sin restricciones. Para ponerlo en perspectiva: es más grande que muchas capitales del mundo y supera por mucho a cualquier otra terminal aérea existente.
Su tamaño puede parecer desmesurado, pero es reflejo de la visión saudita de desarrollo estratégico y dominio logístico. Aunque no es el más transitado en número de pasajeros, sí se ha convertido en un símbolo del alcance y la ambición en la infraestructura aeroportuaria.
Dato curioso: dentro de sus terrenos no solo hay pistas de aterrizaje, hangares y terminales. También alberga mezquitas, zonas verdes, áreas residenciales para el personal e incluso instalaciones militares. Es, en esencia, una ciudad dentro del desierto, creada para el movimiento.