Dolores, la dinosauria que respira, parpadea y deja sin palabras: el asombroso regreso de la animatrónica

Dolores no es un personaje más de ciencia ficción, es un dinosaurio robótico que está haciendo historia por su nivel de realismo. Forma parte de Jurassic World: The Exhibition, una experiencia inmersiva que recorre ciudades de todo el mundo, y se ha vuelto tendencia en redes sociales por una razón simple: parece viva. Dolores es un animatrónico hiperrealista que respira, parpadea, ruge e incluso te observa, como si su piel sintética tuviera alma.

Fue desarrollada por la compañía Creature Technology Company, reconocida mundialmente por crear gigantes mecánicos para parques temáticos y espectáculos como Walking With Dinosaurs o King Kong. Dolores representa un hito en esta técnica porque no solo se mueve: expresa emociones y tiene una estructura muscular robótica tan detallada que simula movimientos orgánicos. El nivel de realismo que alcanza no depende de la inteligencia artificial, sino de ingeniería mecánica avanzada, programación de movimientos naturales y materiales suaves que imitan piel, músculos y huesos.

A diferencia de las criaturas digitales generadas por computadora, Dolores es una presencia tangible. Puede estar a centímetros de las personas, reaccionar con movimientos suaves o bruscos, emitir sonidos y seguir a alguien con la mirada. Su sola presencia provoca fascinación y, en muchos casos, miedo real. Quienes la han visto de cerca aseguran que no parece un robot, sino un animal resucitado.

Este tipo de animatrónica marca el regreso de la tecnología práctica al mundo del entretenimiento, en un momento en que la inteligencia artificial parece estar en todo. Dolores demuestra que la combinación de creatividad artesanal con tecnología de precisión sigue siendo capaz de competir —y en algunos casos superar— la experiencia visual digital. Más allá del espectáculo, Dolores es una muestra del arte de hacer máquinas que emocionan.

Dolores no es solo un dinosaurio robot: es el recordatorio de que lo más asombroso no siempre necesita ser virtual. A veces, basta con ver a un animal extinto respirar frente a ti para volver a creer en la magia.

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