Cada 30 de abril, en México celebramos el Día del Niño y de la Niña, una fecha llena de sonrisas, juegos y alegría. Pero ¿sabías que esta celebración tiene una historia más profunda de lo que parece? Se instituyó en 1924, como respuesta a la necesidad de reconocer los derechos de la infancia, justo después de que la Sociedad de las Naciones estableciera la «Declaración de los Derechos del Niño».
¿Por qué el 30 de abril? El presidente Álvaro Obregón, junto con su ministro de Educación, José Vasconcelos, establecieron esa fecha para fomentar el bienestar y los derechos de los niños en México, coincidiendo con un movimiento internacional a favor de la protección infantil. Desde entonces, cada año se celebra para recordar la importancia de la niñez como base de una sociedad justa y equitativa.
A nivel mundial, el Día Universal del Niño se celebra el 20 de noviembre, fecha en que la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño en 1959. Sin embargo, cada país elige su propia fecha para resaltar la importancia de la infancia en su cultura y tradiciones. En México, el 30 de abril es un día para consentirlos, organizar actividades especiales en escuelas, parques y comunidades.
Algunos datos curiosos: en Japón, el 5 de mayo se celebra el «Kodomo no Hi», donde se cuelgan coloridas carpas de pez koi como símbolo de fuerza y perseverancia. En Argentina, el Día de la Niñez cambió su nombre para ser más inclusivo. Y en India, el Día del Niño es el 14 de noviembre, en honor al cumpleaños de Jawaharlal Nehru, primer ministro conocido por su cariño hacia la infancia.
Curiosamente, estudios han demostrado que los niños que juegan libremente desarrollan mejores habilidades sociales, creativas y de resolución de problemas. Así que, más allá de los regalos, permitir que los pequeños exploren, imaginen y sueñen es uno de los mejores regalos que podemos darles.