Del suicidio Si se habla

Sofia Álvarez

Hablar de suicidio nunca es sencillo. A menudo se evita el tema por miedo, estigma o incomodidad. Sin embargo, guardar silencio solo profundiza un problema que en México crece de manera alarmante y que, según cifras recientes del INEGI, se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre adolescentes y jóvenes.

El suicidio no es un acto aislado ni un evento súbito; suele ser el resultado de múltiples factores: depresión, ansiedad, violencia, exclusión social, consumo de sustancias pero sobretodo la falta de acceso a atención en salud mental. En un país donde pedir ayuda psicológica todavía es visto por muchos como un signo de debilidad, la falta de información y de servicios accesibles deja a miles de personas en la sombra.

Cada 40 segundos una persona se suicida, y San Luis no es la excepción, somos la segunda entidad del Bajío con mayor tasa de suicidio. Es urgente reconocer que este no es solo un problema individual, sino también social y estructural.

Necesitamos cambiar la manera en que hablamos del suicidio. No se trata de romantizarlo ni de ocultarlo, sino de abordarlo con responsabilidad, empatía y sensibilidad. Cada vida que se pierde representa una historia que pudo haberse transformado con escucha, acompañamiento y tratamiento oportuno.

En México, la prevención del suicidio debe convertirse en una prioridad nacional. Como sociedad, tenemos la obligación de abrir espacios de diálogo, romper estigmas y recordar que pedir ayuda es un acto de valentía. Porque detrás de cada número en las estadísticas hay una persona que alguna vez buscó esperanza.

El silencio, sin duda, mata. Hablar y actuar, en cambio, puede salvar vidas.

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de © Dog News 2024

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