En la sierra huasteca, donde el tiempo parece avanzar al ritmo de los árboles y no del reloj, un grupo de jóvenes tének y náhuatl comenzó a redescubrir en los fogones un camino hacia la autonomía. Con un taller dedicado a la elaboración de conservas, el Icat y el Indepi apostaron por una fórmula poderosa: unir los saberes ancestrales con el impulso contemporáneo del emprendimiento, para que las comunidades puedan construir sus propias oportunidades económicas sin renunciar a su identidad.
La escena tuvo lugar en el campus de la Universidad Intercultural de Tancanhuitz, espacio donde las tradiciones conviven con la formación académica. Allí, la directora del Icat, Estefanía Flores Saldierna, recordó que esta capacitación responde a la instrucción del Gobernador Ricardo Gallardo Cardona de fortalecer la autonomía productiva. Más que un curso técnico, la jornada fue una invitación a cultivar proyectos que den vida a nuevas economías familiares y comunitarias.
Lo que se enseñó entre mesas, frutas y frascos no fue únicamente una técnica de conservación: fue la manera en que los pueblos originarios han sabido dialogar con la tierra durante generaciones. Preparar conservas implica tiempo, paciencia, cuidado y una memoria que se trenza con el sabor. Recuperar esas prácticas es también un acto de resistencia cultural, un recordatorio de que la modernidad no está peleada con la raíz, sino que puede florecer desde ella.
Bernarda Reyes Hernández, titular del Indepi, subrayó el valor de este aprendizaje que honra técnicas antiguas y, al mismo tiempo, introduce a los jóvenes en herramientas de autoempleo. En cada frasco envasado había una posibilidad de negocio, sí, pero también la continuidad de un linaje culinario y simbólico que ha acompañado a las familias huastecas por siglos.
Así, entre aromas dulces y conversaciones jóvenes, el taller se convirtió en un puente inesperado: uno que liga la tradición con el emprendimiento, el hogar con el futuro, y la cocina con un horizonte económico que nace desde la comunidad misma. En la Huasteca, las conservas ya no solo guardan sabores; guardan esperanzas.









