El 8 de mayo de 2025, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) alzó la voz no sólo como institución educativa, sino como conciencia crítica de una sociedad que se seca. En el Centro Cultural Universitario Caja Real, se presentó un documento inédito: la “Agenda Hídrica de la Zona Metropolitana de San Luis Potosí Región Centro”. El título puede sonar técnico, pero en realidad se trata de una declaración de emergencia, una brújula científica y ética en medio del desierto administrativo que ha sido, por décadas, la gestión del agua.
El Grupo Universitario del Agua (GUA), encabezado por la doctora Gabriela Palestino Escobedo, fue el artífice de este ambicioso proyecto. Desde una ironía brutal, pareciera que mientras más se llenan los discursos oficiales de compromisos, más se vacían nuestras presas. Frente a ello, el GUA opta por una antítesis urgente: conocimiento frente a indiferencia, datos frente a promesas.
En su intervención, la doctora Palestino recordó que enfrentamos “una de las crisis hídricas más severas de la historia”. Pero no se quedó ahí. Lo más contundente fue su llamado a replantear la gestión del agua desde una visión geohidrológica —siguiendo los flujos subterráneos y no las líneas políticas—, lo cual rompe con la lógica tradicional de los planes municipales y regionales.
La Agenda no parte de cero. Es un documento que da continuidad a los trabajos del GUA, institucionalizado en mayo de 2023. Sin embargo, su valor está en lo que propone hacia el futuro: una hoja de ruta con cinco ejes estratégicos que, más allá de lo técnico, son una declaración de principios. Reconocer el agua como derecho humano, apostar por soluciones basadas en la naturaleza y fomentar una educación del civismo hídrico no es sólo una estrategia: es una revolución cultural.
Lo más revelador es su enfoque metropolitano. San Luis Potosí, Soledad, Pozos, Cerro de San Pedro, Mexquitic, Villa de Reyes, Zaragoza y Villa de Arriaga comparten más que geografía: comparten sed. La Agenda pone en común su problemática y propone soluciones colectivas, lo que resulta un símil perfecto de lo que debería ser la gestión pública: colaboración en lugar de competencia.
En voz del rector Alejandro Zermeño Guerra, se recordó que la universidad ha trabajado este tema por más de seis décadas. No fue un comentario de cortesía institucional, sino un recordatorio de que el conocimiento no sólo observa: propone, advierte y actúa. La UASLP, al presentar esta Agenda, se convierte en voz coral de 26 investigadoras e investigadores de ocho entidades académicas.
Un dato curioso: entre los ejes estratégicos de la Agenda destaca el concepto de “civismo hídrico”. No es un término común en planes de gobierno, pero debería serlo. Propone entender el agua no como una comodidad, sino como una responsabilidad compartida, casi como un acto cívico cotidiano. Si no aprendemos a cuidar lo que bebemos, tal vez terminemos por beber nuestras propias omisiones.
En el evento participaron autoridades estatales, legisladores, alcaldes metropolitanos, empresarios y ciudadanos. Pero más importante que su presencia fue la posibilidad de que, por una vez, todos hablen el mismo idioma: el del agua como prioridad existencial.
Para quienes deseen conocer el contenido completo de la “Agenda Hídrica de la ZMSLP”, está disponible en el sitio oficial: https://www.uaslp.mx/agua.