Celebran bodas LGBT+ dentro de cárceles en Guanajuato

Por primera vez en la historia del sistema penitenciario de Guanajuato, el Día Internacional del Orgullo LGBT+ se vivió dentro de las cárceles con marchas, bodas, actividades culturales y espacios de libre expresión. En un estado históricamente conservador, la apertura llegó incluso tras las rejas: 838 personas privadas de la libertad participaron en los festejos en diez centros penitenciarios del estado.

León, Celaya, Irapuato, San Miguel de Allende y Guanajuato capital fueron algunos de los municipios donde internos e internas marcharon con banderas arcoíris, pancartas con mensajes de orgullo y la voluntad intacta de ser quienes son. En un entorno donde el prejuicio suele replicarse con más fuerza, la valentía adquirió un nuevo rostro: el de quienes no dejan de luchar por su dignidad, incluso tras los barrotes.

Durante las celebraciones se realizaron por primera vez matrimonios igualitarios en prisión. Elitani y Joselyn, una de las parejas casadas, compartieron su emoción tras una ceremonia que parecía imposible: “Estamos muy emocionadas porque esto nunca había ocurrido”, declararon. También hubo concursos de «Reina del Orgullo», proyecciones como Bohemian Rhapsody y foros donde se habló con honestidad sobre identidad, aceptación y libertad interior.

Grecia, otra interna, recordó con ternura las palabras de su padre: “Ámate, hija, como eres”. Alexa, por su parte, animó a sus compañeros a no esconderse más: “Ocultarte te roba la felicidad”, expresó. Sus testimonios revelan que, aun en las condiciones más adversas, el derecho a ser uno mismo sigue siendo una necesidad urgente y vital.

El secretario de Seguridad y Paz, Juan Mauro González Martínez, aseguró que el respeto a la diversidad es parte fundamental del sistema de reinserción, y que la dignidad no admite excepciones. Esta inédita celebración es, en sí misma, un acto de justicia restaurativa: un pequeño gran paso hacia la construcción de espacios penitenciarios más humanos.

Guanajuato, donde durante años hablar de diversidad parecía un riesgo, ha dado un giro que marca historia. Porque cuando hasta las cárceles celebran el Orgullo, el cambio ya no se puede detener.

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