El Balón de Oro, ese galardón que ha celebrado a las figuras más grandiosas del deporte, ya no será solo un trofeo del ámbito masculino. Este 22 de septiembre, el mundo asistirá a la entrega de los premios con una nueva cara, una más inclusiva, una que por fin ajusta su mirada a la realidad del fútbol femenino. La histórica ceremonia no solo dará el mismo reconocimiento a las jugadoras que a los jugadores, sino que ampliará su repertorio con nuevos galardones, reflejando la evolución de un deporte que, a pesar de su glorioso pasado, aún tiene mucho que aprender sobre igualdad.
Este año, por primera vez, la categoría femenina contará con el mismo número de premios que la masculina, un avance que nos habla tanto de los avances en el deporte como de la desigualdad que aún arrastra el fútbol. Desde 2018, la revista France Football entregaba un Balón de Oro exclusivo para mujeres, un pequeño paso hacia la justicia que, sin embargo, siempre se vio ensombrecido por el espectáculo masculino que, como un gigantesco elefante, arrastraba consigo la atención de los medios, el dinero y el prestigio. Ahora, el Balón de Oro femenino estará acompañado por otros premios que han sido concebidos para resaltar a las jugadoras jóvenes, las porteras, y las que marcan goles memorables, de la misma manera en que se hacía con sus contrapartes masculinas.
Sin duda, la inclusión de estos trofeos adicionales refleja una evolución del propio galardón, que se enfrenta a una nueva era en la que el fútbol femenino ya no puede ser ignorado. No podemos evitar ver en esta expansión una especie de sátira de la historia, en la que el fútbol femenino, en sus primeros pasos, fue minimizado y despojado de la visibilidad que ahora empieza a adquirir. A medida que avanzamos en esta sociedad, parece que el deporte también va adaptando sus viejos moldes a nuevas realidades. La inclusión de mujeres, la atención a las jóvenes promesas, y el reconocimiento de las porteras son una señal de que el fútbol, en su búsqueda por ser cada vez más humano, por fin está mirando al campo con los ojos de todos.
Los números, como siempre, se anunciarán en agosto, pero lo que realmente importa es que, con cada galardón que se entregue, el mundo será testigo de un cambio profundo: la historia del fútbol comienza a reescribirse. Los trofeos Kopa, Yashin y Gerd Müller se entregarán a quienes han hecho del fútbol femenino una pieza imprescindible del rompecabezas, elevando a jugadoras y porteras al mismo nivel de las leyendas masculinas. El Premio Sócrates, por su parte, se mantiene como un recordatorio de que el fútbol no solo es competencia, sino también un espacio de compromiso social.
Un dato curioso que emerge de esta nueva edición del Balón de Oro es el hecho de que, en 2024, los ganadores de la edición masculina y femenina fueron dos españoles: Aitana Bonmatí y Rodri. Este sorprendente reflejo de la paridad en la calidad de juego podría ser, quizás, una ironía del destino, pues aún persisten las barreras que impiden que se reconozca el fútbol femenino con la misma rapidez con la que se celebra a los hombres. Aun así, esta similitud no deja de ser un recordatorio de que las jugadoras están tomando su lugar en el escenario, y cada vez con más fuerza.
El 22 de septiembre será un día decisivo para el fútbol. En redes sociales, el evento es ya uno de los temas más comentados, y el debate sobre la igualdad de género se retoma con más fervor que nunca. Si bien el Balón de Oro femenino ya no es una utopía distante, cada galardón entregado será un símbolo de progreso. Este es solo el comienzo de una transformación cultural, una que, como el fútbol mismo, nunca deja de sorprender.