Senado aprueba reforma para reconocer y atender a niñas y mujeres autistas

El Senado de la República aprobó una reforma impulsada por la senadora potosina Ruth González Silva que incorpora la perspectiva de género en la Ley General para la Atención y Protección a Personas con la Condición del Espectro Autista. El cambio marca un quiebre histórico en una narrativa donde miles de niñas y mujeres han permanecido a la sombra, diagnosticadas tarde o interpretadas desde prejuicios que les negaron acompañamiento y comprensión.

La legisladora recordó que muchas mujeres autistas crecieron afinando estrategias para enmascarar o disimular sus síntomas. Ese silencioso acto de supervivencia, celebrado a menudo como “adaptación”, solo profundizó su invisibilidad. Durante años, explicó, sus señales fueron minimizadas, confundidas o atribuidas a otros trastornos, lo que las dejó fuera de apoyos médicos, educativos y sociales. Con la reforma, el Estado deberá reconocer estas experiencias diferenciadas y traducirlas en diagnósticos precisos y libres de sesgos.

La nueva disposición ordena que las políticas públicas, los programas de bienestar, los servicios de salud y las acciones interinstitucionales incorporen la dimensión de género y la interseccionalidad. Esto permitirá construir rutas de atención más completas: entornos escolares capaces de comprender la diversidad, espacios laborales sin estigma y una atención terapéutica adaptada a las necesidades específicas de niñas y mujeres dentro del espectro autista.

González Silva subrayó que legislar con perspectiva de género no significa añadir un matiz ideológico, sino corregir una injusticia histórica. Recordó que las familias y organizaciones llevan años denunciando diagnósticos erróneos, falta de acompañamiento y un deterioro emocional profundo en mujeres autistas, quienes además cargan con estereotipos que las alejan de una vida plena y reconocida. Para la senadora, esta reforma dignifica historias que durante décadas fueron leídas al margen del entendimiento.

Al cierre de su intervención, la legisladora apeló a la responsabilidad estatal para evitar que la reforma quede en un gesto simbólico. Afirmó que este avance debe traducirse en políticas reales, con recursos, voluntad y mecanismos de seguimiento. Hacer visible lo que estuvo oculto, dijo, exige no solo reconocer esas vidas, sino acompañarlas con un sistema que las mire de frente y sin condiciones.

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