Cada ciclo mundialista tiene su propio ritmo, una especie de latido global que avanza entre expectativas, calendarios y sueños de aficionado. Con ese pulso característico, la FIFA anunció que el 11 de diciembre comenzará la tercera fase del proceso para adquirir boletos del Mundial 2026. Esta etapa se activará justo después de que queden definidos los grupos, un momento que siempre reordena el mapa del futbol y enciende imaginarios colectivos sobre posibles enfrentamientos.
A diferencia de las rondas anteriores, esta fase permitirá a las personas elegir partidos específicos. Ya no se trata únicamente de un deseo general por asistir al torneo, sino de seleccionar escenarios puntuales: el duelo inaugural que despierta la ilusión, un partido decisivo en alguna sede icónica, o incluso un choque entre potencias que podría marcar la historia del campeonato. Para participar, los aficionados deberán registrarse en el portal oficial de la FIFA, donde el sistema permanecerá abierto hasta el 13 de enero de 2026.
El proceso conservará el carácter de sorteo que ha acompañado a la organización en las últimas ediciones. Las familias podrán seleccionar categorías, la cantidad de boletos permitidos y los encuentros de su preferencia. Una vez cerrado el registro, la FIFA enviará correos de confirmación a quienes resulten elegidos, ya sea con asignación total o parcial. Los cargos correspondientes se aplicarán durante febrero, siguiendo la mecánica establecida desde las primeras fases.
En su comunicado, la institución recordó un punto que suele pasar desapercibido entre la emoción colectiva: registrarse con anticipación no aumenta las probabilidades de ser seleccionado. El sistema privilegia el azar por encima del timing, un recordatorio de que, en ocasiones, la suerte también forma parte de la narrativa del futbol.
Aun así, la demanda refleja lo que este Mundial representa. Más de dos millones de entradas han sido adquiridas en las etapas previas, y la tercera fase apunta a incrementar aún más ese caudal de entusiasmo. En una Copa del Mundo compartida entre tres países y con un formato distinto, cada boleto se convierte en un fragmento de historia en construcción.









