El Museo Laberinto se renueva: la ciencia potosina se prepara para un salto al futuro de SLP

El Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes está a punto de vivir una de sus transformaciones más profundas desde su inauguración. En una reunión reciente, el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, y la directora del recinto, Dulce Valeria García Morua, anunciaron una renovación total que busca mucho más que “pintar paredes”: pretende reimaginar por completo la manera en que niñas, niños y jóvenes viven la ciencia, el arte y la tecnología.

La modernización contempla una inversión de 20 millones de pesos, una cifra que revela una apuesta ambiciosa: convertir al Laberinto en un museo interactivo de nueva generación, capaz de dialogar con el mundo actual y con las curiosidades de quienes crecerán en él. El objetivo no es solo remodelar, sino reinventar la experiencia sensorial y educativa dentro de sus salas.

En un tiempo donde la ciencia avanza más rápido que nuestras agendas, el anuncio llega como un recordatorio de que la educación pública también puede jugar en las grandes ligas. Renovar el Laberinto es, en esencia, acercar a las infancias potosinas a un entorno donde la creatividad y el pensamiento crítico no son discursos, sino herramientas.

El gobernador subrayó que esta transformación busca que el museo sea más atractivo, más dinámico y, sobre todo, más útil para las nuevas generaciones que hoy buscan espacios para explorar, fallar, descubrir y maravillarse. Una antítesis necesaria frente al consumo pasivo de pantallas: experiencias reales que despierten la mente y los sentidos.

Dulce Valeria García Morua destacó que este impulso permitirá actualizar contenidos, integrar nuevas tecnologías, sumar lenguaje museográfico contemporáneo y fortalecer la vocación del Laberinto como uno de los espacios más emblemáticos de divulgación científica del centro del país. El museo, dijo, debe seguir siendo un puente entre el conocimiento y la emoción.

Como dato curioso, los museos interactivos en el mundo han demostrado que las experiencias inmersivas —desde simuladores hasta laboratorios en vivo— incrementan la retención del aprendizaje hasta en tres veces más que una visita tradicional. Un buen recordatorio de que tocar, experimentar y jugar son también actos profundamente científicos.

Con esta renovación, San Luis Potosí reafirma que la educación no debe esperar tiempos “mejores”, sino que se construye desde decisiones valientes. Lo que hoy se invierte en el Laberinto será, mañana, parte de la memoria afectiva y formativa de miles de potosinos que encontrarán ahí una chispa. De curiosidad, de futuro, de identidad.

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