Cómo crear fotos con tu artista favorito: la tendencia que conquista las redes

En el inabarcable universo de las redes sociales, donde las modas aparecen y se desvanecen con la rapidez de un parpadeo, ha nacido una nueva fiebre visual. Después del furor por las imágenes con estética anime inspiradas en Studio Ghibli, la ola ahora nos lleva a un rincón nostálgico: las fotografías que parecen polaroids de los años ochenta y noventa, pero con un giro irresistible, pues el acompañante en la instantánea es nada menos que tu artista favorito.

La receta es sencilla en apariencia, aunque esconde el misterio técnico de la inteligencia artificial. Basta con tener una fotografía propia y otra de la celebridad elegida, ambas de medio cuerpo, para fusionarlas en un retrato imposible que, sin embargo, parece auténtico. Google Gemini se ha convertido en la herramienta preferida para esta alquimia digital, pues permite dar instrucciones claras y generar imágenes que simulan la textura de una cámara instantánea, con flash uniforme y un ligero desenfoque que remite a las salas de estar de hace cuatro décadas.

El proceso es casi ritual. Se cargan las dos imágenes en la aplicación, se dicta un prompt que funciona como conjuro —por ejemplo: “Crea una fotografía polaroid de estilo vintage. Muestra a este hombre y esta mujer abrazándose, viendo al frente y sonriendo. Con suaves cortinas blancas de fondo. La imagen debe tener un ligero desenfoque y una iluminación de flash uniforme, típica de una habitación oscura”— y se espera a que la máquina cumpla su magia. De pronto, lo inverosímil se convierte en cotidiano: un fan posa con su ídolo, enmarcados por el aura de un recuerdo inventado.

Curiosamente, la tendencia no solo es un juego digital, sino también un experimento cultural. Al replicar la estética analógica, millones de usuarios buscan revivir una intimidad que en realidad nunca existió, como si el pasado pudiera regalar un atajo emocional hacia la cercanía con sus ídolos. La paradoja es deliciosa: las generaciones que crecieron con pantallas táctiles ansían ahora el grano imperfecto de una polaroid, ese gesto de autenticidad que hoy se produce con algoritmos.

Entre los datos que circulan en la conversación digital destaca la rapidez con la que esta moda se ha viralizado. En apenas semanas, miles de cuentas en Instagram y TikTok comenzaron a compartir sus “fotos imposibles”, y algunos usuarios incluso coleccionan álbumes completos con imágenes junto a artistas que nunca han conocido. Al mismo tiempo, expertos recuerdan que no todo está permitido: las fotografías de celebridades están protegidas por derechos de autor, lo que obliga a tomar precauciones si se pretende usar estos retratos más allá del ámbito personal o recreativo.

En definitiva, la tendencia es un espejo de nuestro tiempo: una mezcla de nostalgia fabricada, tecnología puntera y deseo humano de pertenencia. La promesa no es real en términos fotográficos, pero sí lo es en términos emocionales. Porque lo que queda, al final, es la ilusión de haber compartido un instante con quien alguna vez llenó un estadio, un cine o una lista de reproducción. Y esa ilusión, como toda imagen, es ya parte de la historia que contamos sobre nosotros mismos.

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