Las tiras nasales regresan: el accesorio noventero que ahora promete mejor sueño y más estilo

Poco a poco, lo que parecía un residuo de los años 90 se está abriendo camino de nuevo en rostros jóvenes, deportistas y hasta celebridades. Las tiras nasales, esas bandas adhesivas que se colocan sobre el puente de la nariz, están viviendo un revival inesperado, empujadas por el algoritmo de TikTok, la nostalgia estética y una renovada preocupación por la calidad del sueño y la respiración.

Pero, ¿qué son exactamente? Las tiras nasales son bandas flexibles que, al adherirse a la piel, levantan suavemente las fosas nasales, ampliando el paso del aire por la nariz. Originalmente creadas en los años ochenta y popularizadas por atletas como Jerry Rice o Bruce Jenner, prometen reducir el ronquido, mejorar la oxigenación durante el ejercicio y favorecer un sueño más profundo y reparador. Hoy en día, influencers del “wellness” y hasta modelos las usan —algunos para dormir, otros como accesorio visual—, mezclando salud con estilo retro.

Y no es puro placebo. Estudios clínicos han demostrado que, para personas con congestión nasal leve o desviaciones pequeñas del tabique, las tiras pueden ayudar a reducir la resistencia al flujo de aire y facilitar la respiración. Sin embargo, no sustituyen tratamientos médicos para problemas más severos como la apnea del sueño o las alergias crónicas. Funcionan mejor como complemento temporal, no como cura milagrosa.

Su retorno también habla de un fenómeno mayor: la estetización de la salud. Lo que antes era un artículo médico, hoy aparece en rutinas de skincare, videos ASMR o perfiles fitness. Y aunque no todos quienes las usan las necesitan, sí hay algo que rescatar de este furor: la creciente conciencia de la importancia de respirar bien, dormir mejor y cuidar el cuerpo más allá del rendimiento estético.

Como ocurre con muchas modas recicladas, las tiras nasales tienen dos caminos: el de lo funcional y el de lo performativo. En ambos, la clave está en usarlas con conciencia. Porque dormir bien y respirar sin esfuerzo no debería ser una tendencia, sino un derecho.

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