Del arroz al retinol: cómo el cuidado de la piel se convirtió en ritual global

Hubo un tiempo en que el cuidado de la piel era dominio exclusivo de las abuelas, los secretos de tocador y las botellas discretas escondidas en repisas femeninas. Hoy, sin embargo, ese ritual silencioso se ha convertido en fenómeno cultural, económico y emocional, tan vasto como las capas de una rutina coreana de diez pasos. Lejos de ser vanidad superficial, el skin care ha emergido como una forma contemporánea de autocuidado, resistencia y expresión. Y si hay un lugar donde todo esto empezó a tomar forma como filosofía de vida, ese lugar es Asia.

Corea del Sur y Japón no solo marcaron la pauta con sus fórmulas científicamente avanzadas y estéticas refinadas, también dotaron al acto de ponerse crema de una narrativa más profunda: la de la constancia, la prevención y el equilibrio. La piel, en estas culturas, no es simplemente un lienzo cosmético, sino un reflejo del estado interno, un diario silencioso del estrés, la alimentación y la disciplina. Esta visión holística—que combina tradición ancestral, innovación biotecnológica y una obsesión casi espiritual por el detalle—ha contagiado al mundo. Ya no se trata de esconder imperfecciones, sino de entenderlas.

El resultado: un mercado en expansión que seduce tanto a mujeres como a hombres, especialmente jóvenes, quienes ven en estas rutinas algo más que un capricho estético. Son una pausa diaria, una forma de reconectar con uno mismo. En tiempos de hiperconectividad y estrés crónico, untarse una esencia hidratante o aplicar protector solar no es solo un gesto de cuidado físico, sino también emocional. La industria lo ha entendido muy bien, adaptando sus productos a todos los tonos de piel, identidades y presupuestos, democratizando lo que antes parecía un lujo.

Datos curiosos
El ingrediente estrella en Corea del Sur no es el colágeno, sino el mucílago de caracol, una sustancia viscosa con propiedades regenerativas que ha sido parte del arsenal de belleza asiático desde hace décadas. En Japón, el arroz y sus derivados siguen siendo básicos infalibles. Además, las generaciones Z y Alfa ya no ven con extrañeza que sus hermanos o amigos hombres se apliquen sérums: más del 40% de los nuevos consumidores de cuidado facial son varones menores de 30 años. Y un detalle curioso: TikTok y YouTube no solo prescriben productos, también han popularizado términos como “slugging”, “glass skin” o “barrier repair” que antes estaban confinados a manuales dermatológicos.

Compartir post:

RECIENTES