Cirugías láser: el bisturí se volvió luz

En un mundo donde los errores humanos alguna vez fueron tallados con filo, hoy las manos tiemblan menos porque, en muchos quirófanos, ya no son manos. Son haces de luz, algoritmos y precisión milimétrica. Las cirugías láser, que suenan a ciencia ficción pero se practican desde hace décadas, han entrado ahora a una etapa tan refinada que parecen guiadas por relojes suizos: intervenciones que cortan sin herir, que curan sin abrir.

En México, clínicas y hospitales públicos y privados han comenzado a incorporar tecnologías quirúrgicas que utilizan láseres para tratar desde miopías hasta tumores. La diferencia no está solo en el método, sino en la filosofía: menos es más. Menos tiempo en quirófano, menos sangrado, menos recuperación. Pero también, menos contacto humano, menos drama visual, menos relato. Lo que antes era épica —“me abrieron de lado a lado”— hoy es apenas una pausa en la rutina.

La medicina, que alguna vez fue arte de manos callosas y olfato clínico, se parece cada vez más a una sinfonía de datos. Los nuevos procedimientos no sólo usan láseres, también emplean navegación por imagen, inteligencia artificial y robótica asistida. El cirujano ya no “entra” al cuerpo: lo mapea, lo explora desde pantallas, lo corrige como si reprogramara un sistema operativo. De cortar carne a modelar luz: una evolución tan poética como desconcertante.

Y sin embargo, en esa aparente perfección tecnológica, late una paradoja. A medida que los instrumentos se vuelven más exactos, los pacientes se vuelven más distantes del proceso. Lo que antes era un drama humano —el quirófano como escena teatral— se convierte en un trámite elegante. Se entra a la sala como quien entrega su cuerpo a una máquina de espresso: sabiendo que todo será rápido, preciso, sin sorpresas. Pero quizás también sin el consuelo de una mano que aprieta la tuya.

Dato curioso: uno de los campos donde la cirugía láser ha hecho más avances es la oftalmología. La cirugía LASIK, por ejemplo, permite corregir defectos visuales en segundos. Pero lo más impresionante es que, en algunos casos, los pacientes recuperan la visión con tal nitidez que reportan ver mejor que nunca antes, como si les hubieran afinado el alma por dentro. Literalmente, ver el mundo con otros ojos.

Compartir post:

RECIENTES