El precio del aliento: la FIFA abre una rendija al aficionado

Durante años, el futbol ha sido un lenguaje común, una liturgia compartida entre tribunas y pantallas. Sin embargo, en vísperas del Mundial que se celebrará en Norteamérica, la conversación dejó de girar en torno a goles y tácticas para centrarse en algo más terrenal: el precio de estar ahí. Ante la presión creciente de asociaciones de aficionados, la FIFA anunció una nueva categoría de boletos con costo reducido, una decisión que intenta reconciliar al espectáculo con quienes lo sostienen desde las gradas.

La llamada modalidad Supporter Entry permitirá a los seguidores de selecciones clasificadas adquirir entradas a un precio fijo y accesible para todos los partidos del torneo, incluida la final. El organismo rector del futbol defendió la medida como un gesto hacia quienes acompañan a sus equipos de principio a fin, esos viajeros persistentes que convierten cada estadio en una extensión de su casa emocional.

El anuncio no surgió en el vacío. Días antes, Football Supporters Europe había denunciado lo que calificó como precios desproporcionados, señalando que seguir a una selección durante todo el campeonato implicaría un gasto muy superior al de ediciones anteriores. La crítica tocó una fibra sensible: la percepción de que el Mundial, emblema del deporte popular, comenzaba a alejarse de su base más fiel.

Aunque la FIFA presume millones de solicitudes de entradas en la fase inicial de venta, la respuesta de los colectivos de aficionados ha sido cautelosa. Para ellos, la nueva categoría no corrige del todo una política que consideran apresurada y poco consultada, además de limitada en alcance. El temor es que solo unos cuantos logren acceder a estos boletos, mientras la mayoría enfrente costos que siguen siendo prohibitivos.

Incluso voces políticas se sumaron al debate. Desde el Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer celebró la iniciativa, pero pidió ir más lejos para evitar que la Copa del Mundo pierda contacto con quienes le dan sentido. El Mundial de 2026 promete ser el más grande de la historia; el desafío ahora es que también sea el más cercano a su gente.

Compartir post:

RECIENTES