León XIV es invitado a México

En tiempos donde la política suele hablar en tono de prisa, una llamada telefónica puede convertirse en gesto histórico. La presidenta Claudia Sheinbaum informó que sostuvo una conversación con el papa León XIV, un diálogo que, más allá de la formalidad diplomática, abrió un espacio de encuentro entre dos tradiciones que han aprendido a coexistir: la del Estado laico y la de una fe profundamente arraigada en la memoria colectiva de México.

La mandataria extendió una invitación formal para que el pontífice visite el país, en una charla descrita como cordial y respetuosa. El intercambio permitió abordar temas de interés social y cultural, esos que suelen quedar fuera de los titulares, pero que definen la vida cotidiana de millones de personas. No fue una conversación doctrinal, sino humana, sostenida desde el reconocimiento mutuo.

Durante el diálogo, el papa León XIV envió bendiciones y saludos al pueblo mexicano. El gesto, explicó Sheinbaum, fue recibido como una señal de cercanía hacia una sociedad plural, donde conviven distintas creencias bajo el marco del respeto institucional. En ese matiz se dibuja una relación cuidadosa, consciente de los límites y también de los afectos simbólicos.

La presidenta subrayó que la conversación no contradice la laicidad del Estado, sino que la reafirma desde la cultura. Recordó que, más allá de las creencias personales, la Virgen de Guadalupe es un emblema histórico y social que forma parte del relato nacional, un símbolo que ha atravesado siglos, gobiernos y transformaciones profundas.

Así, la llamada se inscribe en una tradición mexicana donde lo político y lo simbólico dialogan sin confundirse. Entre Roma y México no solo cruzaron palabras, sino referencias compartidas, memoria y respeto. A veces, la historia no se escribe con actos grandilocuentes, sino con conversaciones que reconocen lo que somos sin imponer lo que creemos.

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