Hay oficios que durante décadas parecieron reservados a un solo género, no por ley, sino por costumbre. El autotransporte fue uno de ellos. Hoy, en San Luis Potosí, esa narrativa empieza a resquebrajarse con la conclusión de una nueva generación de conductoras formadas por el Instituto de Capacitación para el Trabajo, un gesto que no solo enseña a manejar vehículos de carga, sino que mueve inercias culturales profundamente arraigadas.
La culminación de esta generación de conductoras Scania confirma una política pública que apuesta por abrir caminos donde antes hubo barreras. Desde el Gobierno del Estado se ha insistido en que el desarrollo económico no puede sostenerse sin inclusión, y que la capacitación laboral es una de las herramientas más eficaces para convertir la igualdad en algo tangible y cotidiano.
Bajo esa visión, el Icat ha impulsado acciones concretas para reducir las brechas de género en sectores estratégicos. La instrucción del gobernador Ricardo Gallardo ha sido clara: promover la igualdad y la no discriminación no como consignas, sino como prácticas que se reflejen en oportunidades reales de empleo, autonomía económica y reconocimiento profesional para las mujeres.
Cada mujer que concluye este proceso formativo encarna un doble aprendizaje. Por un lado, domina la técnica y la responsabilidad que exige el autotransporte; por otro, desafía la idea de que ciertos espacios laborales tienen dueño histórico. El resultado es un sector más competitivo, pero también más justo, donde el talento no se mide por género, sino por preparación y compromiso.
Así, estas conductoras no solo egresan con una certificación, sino con un lugar ganado en una industria que se transforma. Su presencia al volante anuncia un futuro distinto, uno en el que el desarrollo productivo avanza de la mano del empoderamiento femenino y donde las rutas del progreso se recorren, cada vez más, en igualdad de condiciones.








