Cuando la tierra regresa: ciencia potosina que aprende a escuchar al paisaje

tiempo, un estudiante potosino llevó la voz de la ciencia que observa con paciencia. El ingeniero César Antonio Salas Martínez, alumno de la Maestría en Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, fue reconocido en un congreso internacional dedicado a la restauración ecológica, un campo donde la investigación no se mide solo en resultados, sino en su capacidad de reconciliar al ser humano con el territorio que transforma.

El encuentro reunió a especialistas de Iberoamérica y el Caribe, una comunidad científica diversa que comparte una preocupación común: cómo devolverle equilibrio a ecosistemas intervenidos. En ese escenario, la restauración se entiende como una tarea colectiva, impulsada por redes académicas que cruzan fronteras y lenguas, y que colocan a México como un actor activo en la discusión ambiental contemporánea.

La investigación presentada por Salas Martínez abordó un tema particularmente sensible para San Luis Potosí: la vida que vuelve después de la minería. Su proyecto analizó la biodiversidad como indicador de las acciones de restauración ecológica en un sitio con historial de explotación minera, en el municipio de Cerro de San Pedro. Más que medir daños pasados, el estudio se concentró en observar qué especies de flora y fauna regresan de manera natural tras los procesos de reforestación y recuperación del suelo.

El trabajo se inscribe en un esfuerzo más amplio de monitoreo ambiental, donde la ciencia no juzga, sino documenta. La restauración realizada en años recientes permitió abrir una ventana para entender cómo responde el ecosistema cuando se le concede tiempo y condiciones mínimas. Ese enfoque le valió al investigador el reconocimiento en la modalidad de cartel, dentro del eje dedicado a espacios industriales sometidos a procesos restaurativos.

Más allá del premio, el proyecto destaca por su carácter colectivo. Forma parte de una tesis de posgrado y se nutre de la colaboración entre la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UASLP y el IPICYT, demostrando que la ciencia ambiental requiere miradas múltiples y trabajo sostenido. En un país marcado por heridas ecológicas, escuchar lo que la tierra empieza a decir después de ser restaurada es, quizá, uno de los actos más urgentes y esperanzadores del conocimiento.

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