En la ceremonia del Premio Potosino de Ciencia, Tecnología e Innovación 2025, la doctora Alma Gabriela Palestino Escobedo, directora de la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP, elevó un mensaje claro y urgente: invertir en educación, ciencia y tecnología no es un gasto, sino una estrategia imprescindible para el desarrollo de México. Al recibir el reconocimiento como Investigadora Consolidada en Ciencias Exactas y Naturales, subrayó que la formación científica debe considerarse un motor de progreso y cohesión social, capaz de transformar vidas y comunidades.

Palestino Escobedo recordó que la UASLP ha sido, por más de un siglo, cuna de profesionistas que consolidan áreas esenciales del país. Más allá de aulas y laboratorios, la universidad ofrece identidad, arraigo y la certeza de que el conocimiento es la fuerza que mueve sociedades. Desde sus espacios académicos, las y los estudiantes aprenden a pensar críticamente, proponer soluciones y formar parte de una comunidad científica que honra la disciplina, la curiosidad y el rigor.

El galardón entregado por el Consejo Potosino de Ciencia y Tecnología (Copocyt) no solo reconoce la labor de la doctora, sino la relevancia de la ciencia como herramienta de transformación social y económica. Durante su discurso, enfatizó la dedicación de estudiantes, investigadores y familias que sostienen trayectorias científicas, destacando que cada logro se construye sobre redes de apoyo que hacen posible la investigación y el avance colectivo.

El Premio Potosino de Ciencia 2025 también reconoció a jóvenes talentos: Nahúm Andrés Medellín Castillo, como Investigador Joven en Ciencias Exactas y Naturales, e Isabel Cristina Flores Rueda, como Investigadora Joven en Ciencias Sociales y Humanidades, ambos adscritos a la UASLP. Este reconocimiento refuerza la idea de que la inversión en juventud y conocimiento es fundamental para mantener la competitividad y el progreso de San Luis Potosí y del país.

Finalmente, la doctora Palestino Escobedo instó a garantizar un ecosistema sólido de ciencia y educación: instituciones fuertes, financiamiento estable y oportunidades reales que transformen ideas en soluciones. Recordó que México enfrenta retos estructurales en educación, salud, seguridad y economía, y que la ciencia puede responder a esos desafíos, siempre y cuando se le reconozca y respalde como bien público esencial. “El conocimiento es, en sí mismo, una forma de libertad”, concluyó, reafirmando que la ciencia mexicana es motor de cambio y esperanza.